viernes, 14 de enero de 2011

De vuelta en Montpellier

Salut mes chèrs!

Tras unas merecidas y muy bien aprovechadas vacaciones, vuelvo a dedicaros unas palabras en esta nueva entrada de mi blog.

Tras un larguísimo viaje que comenzó en el llamado "aeropuerto fantasma" de Ciudad Real (el cual podéis ver en la foto inferior) por fin me encuentro de nuevo en Montpellier.

El vuelo salió antes de la hora (cosas que sólo suceden en los aeropuertos con dos vuelos diarios), con lo que llegué a Barcelona con tiempo más que de sobra para hacer los diferentes transbordos necesarios para llegar hasta la estación de tren de Sants, a cuyo lado se encuentra la estación de autobuses de la compañía Eurolines que debía llevarme a Montpellier.

Aprovechando la hora y media que me restaba hasta la salida de mi autobús, me senté en una cafetería de la estación de Sants para reponer fuerzas de cara al viaje. Si alguna vez vais a esta estación, os recomiendo que paséis por el "Cafécafé". Por tan sólo 4.50 euros me pedí un bocadillo de tortilla de patatas amb tomàquet y una jarra de cerveza como la que véis en la foto para despedirme bien de esa cultura española de la caña que echaré tanto de menos.


A las 17:00 salió muy puntual mi autobús hacia Montpellier, con una hora de llegada estimada sobre las 23:30 de la noche. Armada de paciencia y con buena música en mi reproductor, intenté distraerme para hacer más llevadero el viaje. Lo que no sabía, pobre de mí, es que acabaría llegando mucho más tarde de lo previsto, ya que no sólo pararon el autobús en la frontera para bajar a un hombre sin papeles sino que, cuando apenas nos quedaba media hora para alcanzar Montpellier, una retención causada por un grave accidente de tráfico nos obligó a permanecer tres horas parados a la espera de que se reanudase la circulación.
Así las cosas, llegué a Montpellier a las 02:30 de la mañana. A pesar de encontrarme sola a las afueras de la ciudad, lo único que hice nada más irse el autobús fue llorar de alegría al sentirme de nuevo aquí. Mientras tanto llamé a un taxi para que viniera a buscarme ya que el tranvía funcionaba únicamente hasta medianoche. Me recogió un coche bastante amplio y nuevo que me dejó en la puerta de mi casa, momento en el que también me entraron ganas de llorar pero ésta vez al ver lo que debía pagar al taxista: nada más y nada menos que 22 euros por un trayecto de apenas 10 minutos. Muy a mi pesar desembolsé la suma y cargada con mis maletas me dirigí a mi apartamento.
Cuando conseguí abrir la puerta y entré me invadió tal sentimiento de felicidad y tranquilidad que jamás sería capaz de explicarlo con palabras. Todo estaba tal y cómo yo lo había dejado, como si el tiempo se hubiera detenido congelando los elementos de una rutina de la que hasta hace poco formaba parte.
Agotada tras semejante aventura, me puse mi pijama de Mheuli (^^), deshice la cama y dormí....
Esta mañana me levanté bastante tarde y tras un breve desayuno me dispuse a deshacer las maletas y a limpiar la habitación. Saludé a mi compañera de piso Elodie, la única que de momento estará aquí hasta la próxima semana, y me fui a hacer la compra en mi querido Simply. Cuando he regresado cargada de cositas con las que llenar mi triste frigorífico he retomado mis sesiones de Skype hasta las 19:30, cuando he ido a cenar con Filippo a su residencia. Sabrina llegará el domingo y Jenny el miércoles que viene, y entonces estaremos de nuevo todos juntos :)
Y este ha sido mi primer día en Montpellier tras tres semanas de ausencia, aunque tenga la impresión de estar aquí desde hace mucho más tiempo.
La verdad es que hoy me siento inmensamente feliz de estar de vuelta en un lugar al que no tuve ningún motivo para venir y al que sin embargo ahora tendría mil razones para regresar.
Os seguiré informando de mis andanzas por estas tierras.
Un beso fuerte a todos, os quiero.