El domingo pasado tuvimos la oportunidad de hacer una excursión a Carcassonne, fortaleza medieval situada a una hora y media en coche aproximadamente desde Montpellier. Desde que Vero me habló de ella tenía muchísimas ganas de conocerla, y por fin el sueño se ha cumplido ^^
Lo primero que llama la atención es su buen grado de conservación. Nada más llegar, sobre todo si se hace en coche, encontraremos que una parte de su perímetro se haya rodeado de un cementerio de lo más lúgubre lleno de lápidas bastante antiguas, no me gustaría estar allí de noche :S
Creyendo que el trenecito turístico nos ayudaría a recorrer la fortaleza más rápidamente decidimos subirnos, pero cuál fue nuestra decepción al darnos cuenta que el trayecto sólo abarcaba los alrededores. Aún así pudimos disfrutar de unas buenas vistas y tomar algunas panorámicas muy buenas.
Una vez dentro de la ciudad me sorprendió la gran cantidad de turistas que encontramos. Carcassonne es algo parecido a nuestro Toledo, es decir, una ciudad con mucho atractivo para los amantes del medievo que no duda en explotar esa faceta de cara al turismo. De hecho es muy fácil encontrar todo tipo de figurillas medievales, armas como las que podéis ver más abajo en la foto, estandartes, etc., además de los típicos souvenirs de la Provence: saquitos y jabones de lavanda, cigarras y hierbas aromáticas de distinto tipo.
Un poco más tarde fuimos a visitar la Basilique Saint-Nazaire et Saint-Celse. Es un templo muy curioso ya que su planta es románica mientras que su cabecera (la parte más antigua del mismo) es gótica, es decir, perteneciente a un estilo artístico posterior. Ello se explica porque una vez construida la basílica se decidió derribar la cabecera románica para levantar una gótica, más luminosa y ligera. Las vidrieras son realmente magníficas, y aportan mucho contraste a la robustez de la parte románica.
Cuando se acercaba la hora de comer empezamos a buscar un restaurante para llenar nuestros estómagos, tarea fácil en una ciudad tan turística como es Carcassonne. Finalmente comimos en Le Balthazar, un restaurante muy agradable donde disfrutamos del plato típico de la zona, Cassoulet au porc et saucisson, estaba riquísima! Tuvimos suerte ya que llevábamos algunos días queriendo pedir un plato de cuchara, y además comimos estupendamente.
Un poco más tarde fuimos a visitar la Basilique Saint-Nazaire et Saint-Celse. Es un templo muy curioso ya que su planta es románica mientras que su cabecera (la parte más antigua del mismo) es gótica, es decir, perteneciente a un estilo artístico posterior. Ello se explica porque una vez construida la basílica se decidió derribar la cabecera románica para levantar una gótica, más luminosa y ligera. Las vidrieras son realmente magníficas, y aportan mucho contraste a la robustez de la parte románica.